El 90% de mis ingresos pagan consumos en tarjeta de crédito. O sea, casi todos mis ingresos anuales suman millas.
Es cierto que hay cobros fijos, intereses y cobros porcentuales que no son del todo claros en las tarjetas. También es real que no se obtienen millas por el total que se paga y que ganar millas también tiene su costo. Pero hay personas que usan sus tarjetas y no tienen programa de viajero frecuente o que lo tienen y no lo aprovechan de manera exhaustiva.
Por sobre todas las cosas, hay que ser muy conscientes de que gastar a lo loco no es la solución y que se necesita gastar un montón para obtener las millas requeridas para canjear un pasaje que valga la pena.
Haciendo un cálculo rápido, para canjear sólo un ticket ida y vuelta a Miami tenés que gastar con tu tarjeta más de 2.000 (dos mil) dólares por mes durante dos años, aproximadamente, más las tasas. Una locura. Todo esto por un pasaje que (con una escala o, con suerte, directo) no supera los $18.000 pesos. Pero hay personas que gastan eso con tarjeta, ¿no?
Todo este análisis lo hago dentro una economía lógica, donde los recursos son limitados y, principalmente, entendiendo esto como un complemento a las millas que obtenemos al comprar pasajes, volar, comprar millas (cuando es conveniente), etc. En esta filosofía debemos entender que todo suma.
La idea principal es ayudarte a canalizar a través de tu tarjeta todos esos gastos necesarios “para poder arrancar el día”. Saber qué tarjeta y qué programa es más conveniente corresponde a otro análisis más profundo.
Tengo auto y todos los días hago, como mínimo, 100 km para ir y volver a trabajar. Por semana consumo un tanque entre trabajo y ocio y pago con tarjeta de crédito. Por ende, todo lo que consumo en nafta suma millas.
Cargando combustible obtengo millas en dos programas.
Actualmente cargo en YPF, utilizando Serviclub, pero pago con BBVA. De esta forma, acumulo kilómetros que puedo canjearlos por millas Aerolíneas Plus y sumo por la compra en Latam Pass, respectivamente.
Sí, también podría sumar en Shell, pero el precio de la nafta es mayor y el beneficio es significativamente menor en relación cantidad obtenida/canje de pasaje. Paso a contarte:
Como cargo nafta premium, sumo el doble de kilómetros que si cargase nafta súper. Además, hace algunos meses me adherí al sistema PASS, una billetera virtual en un sticker aplicado al parabrisas que facilita el servicio y el cobro, y (por el momento, como promoción) duplica los kilómetros ganados.
Comprar en las tiendas Full también es provechoso ya que sumo 1 kilómetro por peso gastado. Hay que tener en cuenta el precio de lo que se compra, pero si la necesidad es inevitable siempre hay que tener la tarjeta a mano.
Lo mismo sucede con el cambio de aceite y lubricantes: hay que analizar el caso puntualmente (siempre pagás menos en un lubricentro… y podés hacerlo con tarjeta).
En un análisis rápido, a este ritmo y a lo largo de un año, obtengo un viaje completo a Rosario o Mar del Plata.
Tengo el servicio de peaje automático adherido al débito automático de mi tarjeta de crédito, por lo que también sumo millas.
Además de tener un descuento en cada pasada, evito “lidiar” con los vueltos (y con los tickets pegajosos…) y, aunque no parezca, eso me ayuda a optimizar tus ingresos.
Teléfono móvil y servicios básicos también se debitan de mi tarjeta de crédito. Cada tanto aparecen promociones que regalan millas al adherir servicios al débito automático (recomiendo ver los legales, muchas veces sólo se limitan a luz, gas y agua).
Estos servicios se debitan de mi tarjeta de crédito. Algunos bancos o aseguradoras ofrecen millas por solicitar ciertos servicios. A veces resulta conveniente, otras el precio es mayor.
Todos los meses en mi resumen hay por lo menos una cuota de pagos de hoteles. Hay sitios de reservas que ofrecen millas pero no permiten pagar en cuotas. En ese caso, además de sumar millas en la tarjeta se pueden sumar millas en el programa asociado al sitio. Por mi economía es preferible el beneficio de pagar en cuotas.
Una cosa es ser un enfermo de juntar millas y otra es ser un fanático de las millas. La diferencia es que uno no está enceguecido y el otro sí.
No hay que pecar de entusiastas. Es preferible pagar menos el producto que pagarlo más caro por el simple hecho de obtener millas. Antes que analizar la cantidad de millas por pesos gastados, es más importante analizar la cantidad de “producto recibido” por peso gastado.
Dicho todo lo anterior, es importante saber que controlar los gastos significa gastar mejor. Y gastar mejor es ahorrar más… para gastar en futuros viajes.
Mi nombre es Ignacio y tengo 29 años. Soy creativo publicitario y cronista en diversos medios. Disfruto de viajar y de todo lo que hace a un viaje: desde las salas VIP hasta la vida de hotel. Loco por juntar millas, analizo uno y cada uno de los métodos que existen. Caminar por Roma, salir por Shoreditch y vivir en San Isidro. Ocio, música y pizza, en ese orden.